Virtualización es la creación de una versión virtual de algún recurso tecnológico, como puede ser una plataforma de hardware, un sistema operativo, un dispositivo de almacenamiento u otros recursos de red. La particularidad es que dicha versión se crea por medio de software.
La virtualización es una técnica por la que se recrean entornos y dispositivos virtuales (sistemas de almacenamiento, redes, máquinas, etc.). Se trata de un software que crea un entorno virtual entre la plataforma física de la computadora y el usuario, permitiendo que éste pueda considerar que dispone de un recurso real y que no lo diferencie por sus funcionalidades finales: lo virtual es aquello que tiene una existencia aparente y no es real.
La virtualización crea una capa de abstracción entre el hardware o máquina física y el sistema operativo de la máquina virtual, dividiéndose el recurso en uno o más entornos de ejecución. Esta capa de software maneja, gestiona y arbitra los cuatro recursos principales de una computadora:
- CPU
- Memoria
- Dispositivos Periféricos
- Conexiones de Red
La capa de software se la conoce como Virtual Machine Monitor (VMM) y permite repartir dinámicamente los recursos físicos entre todas las máquinas virtuales definidas en el computador central. Esto hace que se puedan tener varios ordenadores virtuales ejecutándose en el mismo ordenador físico. Un ejemplo típico es un entorno del sistema operativo Linux ejecutándose en una máquina Windows.
Virtualizar el sistema operativo es una opción interesante si no se desea instalar dos sistemas operativos en el mismo computador, pero si por el contrario, se lo instala, todos los sistemas operativos que estén instalados funcionarán de la misma manera que si estuvieran instalados en distintos equipos. El único y pequeño inconveniente es que se necesita un gestor de arranque que al encender el computador dé la opción de elegir qué sistema operativo se quiere utilizar.
Siguiendo con el ejemplo anterior, si se cuenta con una máquina Windows y se quiere cambiar a Linux se debería reiniciar el computador para poder arrancar con un sistema operativo diferente. La virtualización, por el contrario, permite cambiar de sistema operativo como si se tratase de cualquier otro programa.
En la actualidad, dentro del mundo empresarial y a nivel global, la virtualización aplicada a las infraestructuras de las Tecnologías de la Información (IT) es sinónimo de vanguardia en la optimización de gestión de recursos, seguridad, escalabilidad y facilidad de administración de sistemas.
Las soluciones que brinda la virtualización permiten contar con las ventajas de creación de espacios o particiones independientes de proceso, con todos los recursos hardware necesarios. Se genera un entorno de trabajo funcionalmente real que, aunque cuente con base virtual, ofrece la memoria, el disco y el resto de dispositivos que se pre definan: un sistema «a la carta» en el que se puede instalar y «jugar» cuánto se quiera y si no gusta se lo borra.
Tras un análisis estadístico en el uso de equipos, Gartner llegó, años atrás, a una realidad operativa: la carga de proceso en los servidores corporativos se sitúa entre un 20-30% de la capacidad total. Cabe decir, genéricamente, que cualquier procesador a nivel global tiene ocioso aproximadamente el 70% de su capacidad de trabajo.
La virtualización se convierte en una seria alternativa para alcanzar un objetivo inminente: reducir el costo total de operación (TCO) de la plataforma de servidores. Se impone sobre esta realidad de infrautilización y costos de operación. Por lo tanto, cuenta con justificación económica y aplicación práctica de alta productividad.
La virtualización y la recuperación ante desastres
En el apartado de planes de contingencia y recuperación de desastres la virtualización tiene un campo de aplicación idóneo:
- Mejora el rendimiento y los tiempos de respuesta.
- Optimiza el uso de la infraestructura destinada al Disaster Recovery Plan (DRP).
- Unifica las herramientas que permiten una gestión fácil de los sistemas informáticos.
- Agiliza la puesta en marcha de nuevos servidores y servicios.
De igual manera, facilita la optimización del diseño del DRP: si se cuenta con replicación de datos remotos, se pueden tener réplicas lógicas de las máquinas físicas en el centro de contingencia remoto, listas para entrar en funcionamiento y dar plena continuidad al servicio ante la caída o destrucción de las máquinas físicas/lógicas locales. La casuística puede ser tan amplia como la de centros TI existentes y siempre caben alternativas; en todas ellas se puede contemplar el uso de un sistema virtual que facilite la labor.
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